Sergio López , Granollers (Barcelona)

Perder 30 kilos en sólo cuatro meses era algo impensable para Sergio. Pero, gracias a Naturhouse, lo ha logrado y por eso se siente maravillado al verse así, con un aspecto fantástico, lleno de energía y feliz como nunca. Para él, ponerse en manos de buenos profesionales ha sido la clave de su rápido éxito.

Aprender a revertir una situación negativa y sacar de ello lo positivo es
la lección que Sergio comparte con Peso Perfecto. Él padeció rotura de los ligamentos, la tibia y el fémur, lo que le supuso un incremento de peso. Ante semejante panorama, y alentado por su traumatólogo y fisioterapeuta, Sergio empezó su recuperación planteándose un doble reto: recuperar la forma física y bajar de peso.

Sí, unos 15 kilos de más y, desgraciadamente, me había acostumbrado a ellos.  Ahora veo que fue un error.

Cuando llegué a pesar 120 kilos fue cuando vi todo lo negativo que eso conllevaba. El empujoncito me lo acabaron de dar los médicos, quienes me advirtieron de que, si no bajaba de peso, no iba a poder rehabilitarme de mi lesión.

Por recomendación de mis familiares, ya que a ellos les había funcionado. Así que, al poco de quitarme las muletas, decidí hacer una visita al Naturhouse de Granollers.

De inmediato. En la primera semana perdí tres kilos y medio. Eso me motivó mucho y me animó a seguir.

Para nada y eso que yo era de comer abundantemente, en buena parte porque
tengo un trabajo duro físicamente. Con Naturhouse empecé a hacer cinco comidas al día y con los platos y cantidades que tomo ahora me siento lleno y satisfecho. Tengo energía más que suficiente.

Sí. Ahora tengo claro cómo debe ser mi alimentación gracias a los consejos semanales de mi Asesora, Bea. Yo no era muy amante de las infusiones, ni los
purés, tampoco de algunas verduras… y ella siempre tenía una alternativa y me lo ponía muy fácil. Adaptó la dieta a mis gustos. Y desde que bajé de peso no he engordado ni un gramo. Con Naturhouse he recuperado mi buena forma física.

Cuatro meses dan para mucho…

Sergio ha sabido aprovechar el tiempo. Cuando empezó la dieta estaba de baja, y su mujer y él se alternaban en la cocina. Como su hijo estaba estudiando esos meses en el extranjero, también le fue más fácil empezar a ir al gimnasio y hacer rehabilitación. En cuatro meses consiguió cambiar radicalmente de aspecto y recuperarse de su lesión. Sergio sonríe al recordar la cara de su hijo cuando lo veía por Skype, cada vez más delgado, o la cara de sorpresa de sus compañeros cuando al fin pudo volver al trabajo.